REDACCIÓN CENTRAL, 30 May. 17 / 04:18 pm (ACI).- Si bien puede considerarse como una devoción poco conocida, la Virgen de Fátima y luego también Jesús, pidieron a Sor Lucía realizar y difundir la devoción de los cinco primeros sábados de mes en honor del Inmaculado Corazón de María.
Precisamente, contando desde esta semana, hay cinco primeros sábados hasta que se cumpla el centenario de la última de las apariciones de Fátima el 13 de octubre.
El Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) explicó que esta devoción consiste en que cada primer sábado de mes, durante cinco meses seguidos, se realicen diversos actos de piedad con la intención de reparar los pecados contra el Inmaculado Corazón de María.
Aquí todo lo que debe saber sobre esta tradición.
¿Cómo practicar la devoción?
Los actos de piedad cada primer sábado de mes son: confesarse (de preferencia ese mismo día o unos días antes), comulgar, rezar el Rosario completo y hacerle compañía a María al menos quince minutos, meditando los misterios del Rosario.
¿Qué obtiene quien practique esta devoción?
La Virgen María promete a su hijo “asistirle en la hora de su muerte con las gracias necesarias para que pueda salvarse”, es decir, tener la posibilidad de no morir en pecado mortal. Esta devoción no es un “pase gratuito” para librarse del infierno a los que mueran sin arrepentirse.
¿Por qué en sábado?
Santo Tomás de Aquino decía que el sábado siguiente al Viernes Santo, la única que permaneció firme en su fe fue María, y por eso la Iglesia, para honrarla, le dedica ese día.
¿Por qué cinco sábados?
Jesús se le apareció a sor Lucía en la noche del 29 al 30 de mayo de 1930 y le explicó que “hay cinco tipos de ofensas y blasfemias pronunciadas contra el Inmaculado Corazón de María”.
La primera es en contra de su Inmaculada Concepción; segundo, contra su virginidad perpetua; tercero contra su maternidad divina, rehusando recibirla como Madre de la humanidad; en cuarto lugar, los que procuran infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada; y finalmente, los que la insultan directamente en sus sagradas imágenes.