El pasado 7 de noviembre se cumplieron 101 años de la revolución rusa de 1917, con la cual los bolcheviques liderados por Lenin tomaron el poder y que culminó con la creación de la Unión Soviética y la expansión de la ideología comunista por el mundo.
Pero este hecho está vinculado a las apariciones de la Virgen María en Fátima (Portugal), y en las que la Madre de Dios pidió explícitamente que se rezara por Rusia.
Los periodistas Darío Chimeno y Josemaría Navalpotro, autores del libro “Cien años de luz. Fátima un foco de paz desde 1917”, aseguraron el año pasado en entrevista concedida a ACI Prensa que “para un no creyente, para un racionalista cerrado a lo sobrenatural, sí podría tratarse de una mera coincidencia de fechas”.
Pero ambos periodistas precisan que “las apariciones de Fátima, con su mensaje, y la Revolución Rusa no son coincidencia. Los cristianos vemos la mano de Dios en todo. Pero en este caso, además, es muy evidente”.
“El mundo estaba en plena Guerra Mundial y las consecuencias de esta contienda sangrienta tuvieron su repercusión en las siguientes décadas, empezando por la misma revolución en Rusia. En ese contexto, la Virgen, que es Madre, se aparece con un mensaje de aviso de un gravísimo peligro para la humanidad que llevaba consigo que muchas almas podían ir al Infierno. Como desgraciadamente hemos comprobado, en la historia, el comunismo ha traído muchas calamidades. Incluso hoy se viven sus últimos coletazos”, aseguró Darío Chimeno.
Por su parte, Josemaría Navalpotro precisó a ACI Prensa que la Virgen de Fátima pide a los videntes “que recen por la conversión de Rusia, que en esos momentos estaba a punto de ser engullida por el monstruo comunista”. Este pedido es porque “la Virgen se implica en la historia humana de una manera directa”, afirmó.
Además, Navalpotro subrayó que no se trataba de una “mera cuestión política”, sino que “el comunismo es esencialmente materialista, niega a Dios y, en la práctica, fue cruelmente antirreligioso”.
Por eso Chimeno recordó que “la Virgen pidió claramente que Rusia se consagrara a su Corazón Inmaculado en julio de 1917. Y el 13 de junio de 1929, a Sor Lucia, volvió a decirle lo mismo: ‘Ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga, en unión con todos los obispos del mundo, la Consagración de Rusia a Mi Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla por este medio. Son tantas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra Mí, que vengo a pedir reparación’”.
“Quizá algunos, con menos perspectiva pueden minusvalorar el peligro que supuso el comunismo. Pero es la ideología que más víctimas ha causado en el siglo XX, en cuanto a daños físicos cuantificables (asesinatos, guerras, torturas, deportaciones, cárceles…) y, más difícil de cuantificar, en daños espirituales. En su mensaje, la Virgen quería alejar el peligro que suponía el comunismo”, aseguró el periodista a ACI Prensa.
En ese sentido, Chimeno destacó lo significativo que era que “el mensaje de la Virgen lo tenían que entender los videntes, unos niños. En 1917, los tres niños no sabían ni qué era Rusia: ¡suponían que era una señora! En 1929, sor Lucia transmite una locución en un año en que Rusia ya era comunista, pero en sus primeros estadios”.
Aunque es imposible saber qué hubiera sido de Rusia sin la intercesión de la Virgen María, ambos periodistas coinciden en que “hacer futuribles es peligroso, pero nos gusta pensar que sí, que si no hubiera sido por la Virgen, podría haber sido mucho peor. De hecho, para muchos historiadores y pensadores la caída del comunismo no se puede explicar solo con factores humanos”.
“En alguna ocasión he oído decir a Joaquín Navarro Valls, quien fue portavoz vaticano con Juan Pablo II, que nadie en su sano juicio pensaba en los años ochenta que el comunismo soviético se derrumbaría en 1989, tras más de cincuenta años de sólida construcción. Es más, cuando uno estudia los mensajes de Fátima y lo compara con la historia, tiene la idea clara de que, gracias a la Virgen, hay más luz que oscuridad”, afirmó Navalpotro.
Además destacó un hecho que puede pasar desapercibido, pero que según Navalpotro es relevante: “Tras la Segunda Guerra Mundial, Austria queda bajo la autoridad de las potencias vencedoras. En la parte bajo dominio soviético, la presión comunista se incrementa y un grupo de fieles empiezan a rezar el Rosario en público como lo había pedido la Virgen en Fátima”.
“Se reúnen miles de personas con este fin periódicamente. Y en un momento determinado, sin razón política ni geoestratégica aparente, los rusos inesperadamente deciden irse de Austria. Eso está ahí. Que cada uno piense lo que quiera”, señaló.